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Defensa personal

Defensa personal
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Las técnicas de defensa personal, que resultan toda una necesidad dentro de nuestra sociedad, se presentan como una serie de habilidades y conocimientos tanto físicos como sicológicos que ayudan a sobrevivir en las agitadas urbes de hoy y que, de no ponerlosen práctica, también contribuyen a mantenerse en forma

La inseguridad reinante en las grandes urbes es, en la actualidad, elemento generador de ciertas relaciones de violencia que acaban por atentar contra la seguridad de los ciudadanos, razón por la cual resulta imprescindible el desarrollo de destrezas que permitan enfrentar situaciones de esta naturaleza y salir airosos de ellas.
Claro que llegar a una opinión unánime sobre lo que es la defensa personal y todo lo que la misma implica, no resulta una tarea fácil. Por el contrario, definir la defensa personal significa enfrentarse a los múltiples puntos de vista que existen sobre el tópico.
Hay ciertos aspectos en los que la mayoría de las definiciones coinciden, lo que permite darle cierta formalidad a este término. La defensa personal es toda acción justificada que ejerce un individuo con el propósito de proteger su persona ante la amenaza de una agresión inminente. Estas acciones, abarcan numerosas variantes que van desde la rudimentaria y primigenia defensa con una piedra o un palo, hasta el uso de sofisticadas armas de fuego. Lógicamente, el aspecto de la justificación cobra una gran importancia en este punto de vista, pues en sí, la defensa personal se constituye en una respuesta a una agresión previa, no en detonante de alguna situación violenta.defensa1
El fin justifica los medios
La defensa personal se traduce como la defensa legítima que intenta resguardar la propiedad, los bienes, la familia y la propia persona.
En la defensa personal el uso de cualquier elemento que permita hacer realidad la protección de la propia persona es válido. A rasgos muy generales, cualquier acción u objeto que permita al atacado zafarse de su atacante es parte de lo que se denomina defensa personal.
Así, si un mordisco es la mejor manera de librarse de quien ejerce la agresión, pues ello está considerado como defensa personal, tanto como lo está el uso de armas, patadas y otros golpes.
A pesar de la aparente amplitud y generosidad con la que se clasifican acciones de defensa personal, hay una estructura de clasificación que se ha establecido según la manera en la que se enfrenta al atacante, específicamente según los objetos que se emplean para la defensa.
Esta clasificación se divide en tres niveles que son: defensa básica o manos libres, defensa con armas intermedias, y con armas de fuego.
En esta escala, la defensa personal manos libres es la que se lleva a cabo sin ningún tipo de armas, se emplea únicamente el cuerpo como medio de defensa, y si es necesario, de agresión.
En la defensa básica, prácticamente todos los golpes son válidos; sin embargo, como se hace en el Active Countermission, golpear los puntos nerviosos es de vital importancia. Lo que se busca en este caso es inutilizar físicamente al agresor mediante la aplicación de toda la fuerza posible en zonas del cuerpo especialmente sensibles al dolor.
Por su parte, la defensa personal con armas intermedias incluye la utilización de objetos como gases paralizantes, bastones tácticos y armas blancas, mientras que la última posición en esta escala de defensa personal la ocupa el uso de armas de fuego de cualquier tipo.kravmaga

El hábito no hace al monje

Para muchas personas, el solo hecho de estar armadas representa un elemento de gran peso que les hace creer que están seguras. En realidad, el portar un arma de cualquier tipo no garantiza la seguridad de nadie, y en muchos casos el hecho puede convertirse en un problema adicional frente a una situación de peligro.
Llevar un arma consigo, aunque se tenga el conocimiento para su manejo, implica una gran responsabilidad, pues con ella se pone en juego la vida de otras personas y hasta la propia.
En este sentido, hay ocasiones en quellevar el arma resulta inútil, pues de nada sirve, por ejemplo, tener una pistola durante un arrebatón en una calle céntrica de la ciudad, ya que sencillamente sería irresponsable disparar en una vía pública llena de gente y poner en peligro sus vidas.
Lo importante, en caso de que se tenga un arma, es tener conciencia de las oportunidades en las cuales puede ser utilizada y de la magnitud de los daños que con ella se pueden infringir.
Por estas razones, la posesión de un arma debe estar acompañada de algunos conocimientos -aunque sean mínimos-, de capacidad de autocontrol y de dominio sicológico de la situación, así como de los respectivos permisos legales.

¡En guardia!

Ante la inminencia de una situación que exige ejercer la defensa personal, siempre surge la incertidumbre con respecto al qué hacer.
Para empezar, hay que decir que la defensa personal no solo incluye la acción de defenderse en sí, ya que ésta viene a ser en realidad el fin último. Y es que hay aspectos sicológicos, legales y tácticos que deben manejarse tan bien como el arma u objeto que se tenga entre las manos para la defensa. Según el tipo de situación en la que se encuentre el individuo, será necesario que éste evalúe las condiciones del momento para determinar la mejor y más eficaz manera de enfrentar el problema.
Desde luego, no todo el mundo está preparado para afrontar lo que significa quitarle la vida a otra persona -aunque sea en defensa propia-, así como tampoco todos conocen las consecuencias legales que puede acarrear tal situación. Por ello, el óptimo aprovechamiento de los recursos que ofrece la situación de riesgo es también parte de la defensa personal, saber usar desde un lápiz hasta una tarjeta de crédito puede hacer la diferencia entre vivir o morir.
El desplazar la acción hacia un lugar más concurrido, pedir ayuda en la forma adecuada y golpear directamente los puntos débiles del oponente para no perder tiempo y fuerzas, son parte importantísima de la defensa personal.
No es necesario usar un arma, aunque se tenga, si hay otra manera de manejar la situación que implique un menor riesgo para todos los involucrados.
La defensa personal entonces consiste también en sacar el mejor provecho de un momento crítico y usar todos los recursos disponibles para salir ileso.

Defensa deportiva

Existen disciplinas deportivas que favorecen el desarrollo de habilidades físicas y sicológicas que pueden ser empleadas como técnicas de defensa personal.
En deportes como el karate y el judo, por ejemplo, el contacto físico contra el oponente determina quién sale victorioso y quién no. Claro que la defensa en estas actividades no responde a la amenaza de la pérdida de la vida, sino más bien a razones competitivas y lúdicas.
Por otra parte, las condiciones en las cuales se practican estos deportes distan mucho de las condiciones que se presentan en un incidente de la vida real, aunque siempre se trata de hacer referencia a las experiencias de la vida real.
En un encuentro de judo, o cualquiera de las especialidades de las artes marciales, las condiciones de la «pelea» están controladas. El tiempo, el espacio y las reglas del juego están claramente determinados desde el comienzo; asimismo, se cuenta con la presencia y actuación de un árbitro que no permite que las acciones se lleven a un plano más allá del deportivo. Además, en la mayoría de estas prácticas se intenta fortalecer tanto el lado espiritual como el lado físico del practicante.
Y aunque las condiciones de la vida real y los encuentros de artes marciales y otras disciplinas no sean los mismos, el conocimiento de habilidades deportivas aplicables a la defensa personal es siempre un punto a favor para el agredido, y nunca está de más. Eso sí, hay que tener claro, tal y como explicó Lossada, que ante el shock que produce el enfrentamiento cara a cara con una situación no controlada de la vida real, el rendimiento del atleta se ve considerablemente mermado.
Sin embargo,  el practicante de cualquiera de las especialidades de artes marciales está mejor preparado para enfrentar ataques de tipo real, ya que si es capaz de dominar sus movimientos y su fuerza para golpear en las zonas deportivamente permitidas, tiene la habilidad de golpear al atacante donde desee y con la fuerza que sea necesaria.

Prevención: la mejor arma

A pesar de todo lo beneficioso que puede resultar conocer aspectos y tácticas de defensa personal, es necesario comprender que no todas las situaciones de la vida real permiten llevar a cabo estas labores.
Nadie está exento de verse involucrado en una situación de peligro o violencia, y por ello es muy importante reducir al máximo las situaciones que ya de por sí implican un alto riesgo.
Todos los expertos en el área de la defensa personal coinciden en que ser precavido es más importante que estar bien armado, pues esto asegura el que no deba tomarse ninguna acción de defensa.
En la actualidad, muchas de las situaciones que se presentan y en las cuales es posible aplicar tácticas de defensa personal terminan en conflictos armados, por lo que se recomienda evitarlas.
La defensa personal debe considerarse como el último recurso a emplear ante una amenaza contra la vida, no como un aval o coraza que hace inmune ante el peligro.